El equipo directivo de SEM analiza en una entrevisa el pasado, presente y futuro de la firma

El sector cerámico y la industria auxiliar del sector cerámico castellonense no pueden entenderse sin el papel que ha venido desempeñando esta empresa familiar. SEM Maquinaria Cerámica es un notable ejemplo de ello y, desde aquel 1983, año que arrancó de la mano de los hermanos Antonio y Daniel Sánchez Alarcón, ha venido creciendo como soporte necesario a las plantas productivas repartidas por toda la geografía castellonense.

SEM es un taller estrictamente cerámico que mantiene fuertes vínculos con la multinacional italiana BMR y ha sabido imprimir su propia forma de entender la relación directa con el cliente y, de este modo, dirigir su negocio a un mercado nacional al que asiste con soluciones a medida principalmente para la sección de pulido y rectificado, del que son grandes especialistas desde sus orígenes.

Rebeca y Antonio Sánchez, hijos del primero de los impulsores de SEM, llevan el peso de una empresa que cuenta con medio centenar de trabajadores y viene facturando en torno a 7 y 8 millones de euros anuales desde su estratégica sede, anclada junto al apeadero de Betxí y en pleno corazón del clúster castellonense.

Rebeca Sánchez, por un lado, lleva en la empresa desde 1995 y es la máxima responsable de la gestión y la administración. Su hermano Antonio, sin embargo, entró a formar parte del negocio en el 2000 y se ocupa de la parte técnica y comercial. Un tándem que ha permitido a la empresa consolidar sus principales áreas de negocio e incorporar su marca a otras secciones en las plantas de producción cerámica.

Rebeca y Antonio, de manera paralela y casi al unísono, responden a las cuestiones que le plantea Castellón Plaza en una entrevista que tiene lugar al pie de sus máquinas con el bullicio constante de un sector que no para.

-¿Cómo fueron los orígenes de SEM?

REBECA SÁNCHEZ.- Como ya ha señalado en la presentación, la empresa se fundó en 1983, de la mano de mi padre Antonio y mi tío Daniel. Al principio nos centramos en máquinas de la sección de prensas. Fuimos pioneros en la implementación de inverters y cpu para la automatización de procesos. Desde el principio hemos tenido taller propio, con espacios dedicados a fresadores, mecanizados o zonas de soldadura. No hemos sido unos simples montadores, siempre hemos contado con departamento de ingeniería propio.

La empresa creció e incluso fabricamos la primera rectificadora en continuo para el sector cerámico español. Posteriormente, detectamos que el pulido y el rectificado comenzaban a tener mayor protagonismo en Italia, por lo que tuvimos claro que había que apostar por ello también en España. Fue entonces cuando empezamos a colaborar con la multinacional BMR en una relación empresarial win to win, ya que, además de representar la marca aquí, también les fabricamos secaderos verticales para líneas de rectificado por vía húmeda a nivel internacional.

Dejamos algo de lado la parte de prensas, secaderos y hornos para especializarnos más en pulido y rectificado. Desde luego que seguimos fabricando maquinaria complementaria, pero ya desde aquella primera etapa nos convertimos en partners preferenciales de BMR. Hacemos maquinaria especialmente para el sector nacional porque hemos tenido fuerte demanda y no nos hemos visto en la necesidad de salir fuera.

Digamos que su relación con BMR siempre ha sido muy estrecha…

ANTONIO SÁNCHEZ.- Desde luego. Nosotros, a medida que va subiendo la demanda de pulidoras y rectificadoras hemos focalizado la venta y los esfuerzos en esa sección de la fábrica y, como al final, las grandes compañías del sector italianas montaban plantas completas, entendimos que podíamos tener nuestro hueco allí donde estas no llegaban. Fue cuando entramos en conversaciones con BMR, allá por la década de los noventa.

En torno al 70% de nuestro trabajo se encuentra en la sala de pulido y rectificado, aunque seguimos trabajando en todo tipo de máquinas auxiliares; desde la entrada del horno hasta la clasificación. Eso sí, con BMR tenemos una relación extraordinaria. Desde hace tres años sus mayores ventas se vienen produciendo en España; y lo hace a través de nosotros.

-Y tras el importante papel de aquellos pioneros, ¿qué ha venido a aportar a la empresa esta segunda generación?

Antonio S.– Tengo que decir que, tanto mi hermana como yo empezamos a trabajar en el taller familiar desde abajo y poco a poco. Esto te permite conocer lo que es una empresa desde sus cimientos, que creo que es muy importante.

Llegamos con ganas, con muchas ganas, a un taller muy bien estructurado por parte de nuestro padre y tío. Incorporamos más ingenieros y potenciamos la parte eléctrica, por lo que las máquinas son más de corte electrónico. Si anteriormente tenía más peso la parte mecánica, hoy gana protagonismo la electrónica. Esto nos demanda mucha especialización, pero nos hace también aumentar facturación y ganar clientes, y es lo que nos ha permitido ampliar mercado más allá de la sección de pulido y rectificado, en la que tradicionalmente nos movíamos casi en exclusividad.

Rebeca S.– Tras la anterior crisis, volvemos a fabricar máquinas de mayores dimensiones, como pueden ser los pórticos compatibles con vehículos de guiado automático; o apiladores de emergencia de salida de horno, que están dando muy buenos resultados. Hemos recuperado mercado en este nuevo periodo porque hemos ampliado las áreas de trabajo. Es verdad que somos fuertes en pulido y rectificado, que es el 70% de nuestro trabajo, pero tenemos un 30% de maquinaria específica, es decir, ¿hay una necesidad en una planta?, pues se hace una solución a medida, ad hoc para nuestro cliente.

Antonio S.–Es verdad que el ímpetu de las nuevas generaciones hace que en muchas ocasiones te lleve a… como se suele decir… [se detiene dubitativo], complicarte la vida [ríe], pero nos va bien así.

-Díganme cuáles son las fortalezas de SEM. ¿Qué hace que un posible cliente se decante por esta empresa y no por otra?

Antonio S.– Lo tengo claro. Aportamos solución a medida, que es clave en este negocio; y, cómo no, el servicio posventa. Para esto último es esencial el trato directo, que el cliente pueda llamar en cualquier momento. Es una relación profesional y casi diría personal. Porque lo importante, siempre, no es vender y cobrar; lo importante es acompañar al cliente en todo un proceso que prácticamente no tiene final. Estamos ahí siempre que se nos necesite y eso es fundamental.

Rebeca S.– Antonio lo ha dicho y es así. Hay una vinculación con el cliente que va a más allá del negocio, con intercambio continuo y constante de opiniones, valoraciones, incluso inquietudes… es una relación directa muy necesaria del que se obtiene muy buenos resultados por ambas partes. El acompañamiento es clave.

Por otro lado, la propia ubicación de la empresa es ya un claro síntoma de ese compromiso. Nos trasladamos de Almassora al apeadero de Betxí, lo que hace que prácticamente en diez minutos estemos a mano de la mayoría de nuestros clientes. Por cierto, siempre, contar con buenas comunicaciones es fundamental para la buena marcha de las empresas.

-¿Cómo les ha ido, bueno… les va, con la pandemia?

Antonio S.– Pues no nos ha faltado faena. Cevisama del 2020 fue una feria increíble. Se firmaron máquinas porque la proyección del sector era enorme. Gracias a ese trabajo que se hizo previamente y al desarrollo de la feria, en la que se confirman muchos encargos, el resultado fue muy bueno.

Rebeca S.– Tras el parón de la primavera del 2020, en verano ya se vio que la actividad cogió buena marcha. Desde finales del año pasado al inicio de este, incluso, hemos aumentado plantilla. La pandemia en la industria cerámica no se ha notado, ni mucho menos, como se ha notado en otros sectores y los talleres, a día de hoy, están plenos de faena.

-¿Hay carencias en cuanto a perfiles profesionales? Si es así, ¿hasta qué punto les afecta?

Rebeca S.– Efectivamente, es así. Nos encontramos con muchas dificultades a la hora de encontrar perfiles adecuados. Es verdad. Hay carencias en la preparación. Es así y nos pesa mucho decirlo [los dos hermanos asienten con la cabeza]. Esto se compensa con un esfuerzo enorme de la empresa para formar a estos nuevos trabajadores.

Lo que sí hemos detectado es que están llegando mucha gente de otros sectores. Petroquímicas, eólicas, portuarias…

¿Creen que la cosa pueda cambiar en el futuro?

Antonio S.- Pues no tenemos grandes expectativas de que la cosa mejore. Es así y lo lamentamos mucho. Quizá haya que profundizar aún más en la formación dual y que esta sea la solución, pero no vemos una solución a día de hoy que nos permita ser muy optimistas en este sentido.

-¿Qué previsiones barajan?

Antonio S.- Tenemos proyectos firmados hasta finales de este 2021 y la primera mitad del 2022. ¿Después? No lo sé. Es verdad que hay mucha inversión, mucho interés en la industria por crecer y seguir creciendo. Pese a esta pandemia, que España tenga tan buenos números en el sector del azulejo… es realmente meritorio. No sé exactamente qué condiciones se han dado para que esto se produzca de esta manera, pero ¿cuándo durará esta evolución positiva? Pues no se sabe… hay quien habla de que nos han beneficiado los sobrecostes en otros países en el transporte, la falta de contenedores… no sabría decirlo. Lo cierto es que la actual coyuntura nos ha beneficiado.

-¿Y qué deparará a SEM? ¿Cuál cree que es la clave del crecimiento?

Rebeca S.- Sin duda, es importante aprovechar el momento, trabajar duro y atender a los clientes. La gran mayoría tiene trabajo porque a la industria cerámica le va bien y hay que señalar que en este sector siempre está lleno de los típicos dientes de sierra, por lo que entendemos que siempre debemos estar preparados. Es verdad que nosotros tenemos un colchón importante que son los repuestos y el mantenimiento. No solo se vive de nuevas máquinas, por lo que es un factor favorable. Es decir, si en el futuro estas fuertes inversiones desaceleran, siempre tenemos la tranquilidad del mantenimiento, que es esencial, y los repuestos, que son muy necesarios siempre.

Por otro lado, hay que decir que la diversidad de formatos también ha generado nuevas necesidades a las que tenemos que dar respuesta.

-Al sector cerámico se le presenta grandes retos de futuro como es la descarbonización, el medio ambiente, la salud… ¿cómo les cambiará la vida en esto?

Antonio S.- Somos conscientes de todos esos objetivos, que son extremadamente ambiciosos, pero nuestras secciones, esas para las que trabajamos no cuecen; en todo caso sí podemos hablar de la sílice… pero no nos afecta a en la medida que afecta a otros sectores. Eso sí, cualquier cambio que se produzca en el sector nos obligará a adaptarnos, pero es lo que siempre hemos hecho en nuestro interés por dar las soluciones que nos vienen demandando nuestros clientes.